jueves, 20 de julio de 2017

Entre tanta tecnología es difícil escribir




Ahora el ruido de la televisión ya no es tan nocivo para la concentración, como también el bullicio de la calle que ha quedado relegado por las garras del mundo virtual. Así, vemos que la tecnología se ha apropiado de nuestro tiempo y nos arranca las alas de la inspiración. Un mal necesario, un veneno y antídoto para los que viven del arte. Es difícil sentarse a escribir mientras otros te escriben, te llaman y en tan solo entrar a una red social, pierdes unos considerables minutos, olvidándote de lo que querías hacer. En sí, te atrapa y no te suelta.

El celular se vuelve enemigo en estos casos, como cuando te ametrallan al Whatsapp con sus incansables vibraciones o las notificaciones de alguna red social que te piden a gritos que los revises, amenazándote con sus sonidos y luces que te obligan a que debas contestar. Sí, un celular ha adquirido poder que ya no nos deja entrar a otros mundos.

La inspiración, hoy se siente secuestrada, tentada, porque Netflix ahora está tan presente en estos tiempos y aunque te resistas, ella te llama, te seduce y pide a gritos que te sientes y veas su contenido, tanto luchamos contra la televisión, que ahora volvemos a ser sus esclavos. Y en estos tiempos modernos todo se ha vuelto tan frío y rutinario. Tan plástico y metálico. Qué lástima, pero no nos damos cuenta, que el tiempo se nos acorta.

El ejercicio de escribir ahora es darle la contra al mundo; solamente queda apagar la vida e incursionar en lo irreal.