miércoles, 28 de junio de 2017

El grito en medio del ruido

— ¡Y por fin me tocó con Gia en el curso de Estadística! ¡Después de tanto tiempo pude coincidir con ella! — Dijo Danil. 
Él siempre la veía, tanto en la cafetería, en la biblioteca y por los pasillos de la universidad. Pues se había quedado prendado desde la primera vez que coincidieron en el segundo año cuando llevaron un curso.

— Tendremos un curso por la mañana — dijo viendo el horario — ¡Bien carajo! Se me hizo una, el curso es complicado y se acostumbra a hacer grupos, fácil esta vez hablaremos mucho más — Pensó Danil emocionado.

Había hecho grupo con Gia en algún momento, pero después de eso, solo conversaban poco, no se hicieron amigos, solo quedó en saludos y unos cuantos cruces de palabras. Aunque había pasado un año, pero para ella, su presencia era irrelevante.
Por la noche llegó a casa luego de una larga jornada, pues trabajaba por las tardes para pagar su universidad. Estaba harto, porque ir en bus a partir de las 8:00pm era una tortura, el tráfico limeño no le tenía piedad y llegar a Ate era todo un calvario. Calentó el Seco de pollo en el microondas, comía solo ya que a las 10 de la noche su familia había cenado, casi nunca lo esperaban por la hora.

Mientras comía revisaba su Facebook y subía unas fotos a su Instagram de su provechoso día.
Estaba cansado, no prendió su laptop y se echó a su cama. En la oscuridad de su habitación pensó que por fin algo bueno había sucedido, sí, Gia. Luego empezó a tramar lo que iba a hacer al día siguiente para hablarle, una hora después, se quedó dormido.

Al día siguiente, casualmente ellos fueron los primeros en llegar, media hora antes.
— Hola Gia, pucha a los años. Ha pasado tieeeempo luego del curso que llevamos con el profe. Bustamante — Dijo Danil mirándole a los ojos

Ella volteó y lo miró. Tomó su tiempo para reconocerlo pero sin resultado. Lo había olvidado.
— Hola… sí, supongo — respondió Gia algo confundida.

Y su pequeña conversación fue interrumpida por la llegada de su profesor.

4 horas después, a la salida, Danil vio a Gia tomando el autobús. Fue corriendo para alcanzarla y lo logró.
La encontró sola al lado de la ventana, en el lado izquierdo; él se sentó a su lado y empezó a hablarle:
— Hola, ha pasado mucho tiempo después del curso del profe. Bustamante, fue chévere hacer esos trabajos grupales — Comentó Danil.
— ¿Te acuerdas cuando fuimos a la casa de Vanessa? Ese día que Josué llevó un ron en su mochila. Terminamos tomando, menos mal sus padres no estaban — dijo Danil riéndo.

Ella volteó a la derecha

— Gia... siempre me caíste bien, no sé por qué no hablamos más o nos distanciamos estos meses
— Siempre me parecías interesante.
— A veces te veo sola en la biblioteca, yo también voy solo, tal vez podamos estudiar juntos.
Ella volteó a la derecha nuevamente y esta vez sonrió.

... Y él siguió hablando, no paraba.

—Me gustaría conocerte mucho más, siento que nos conocemos de años — Ahora lo dijo más decidido.
— Lo malo es que no coincidimos en los demás cursos
— Podemos ir al café Valdés que está a la vuelta — dijo Danil con gesto ilusionado.
— Espero que te animes
—Hay tanto por conversar — dijo Danil un poco confundido porque no recibía respuesta.
¿Ah? ¿Me hablabas?
— Disculpa, estaba escuchando música a todo volumen — comentó Gia sacándose los audífonos que funcionaban por bluetooth y llevando su cabello hacia atrás.
¿Sí? ¿Me decías algo?
— No... nada — respondió Danil tartamudeando 
Ahh, entonces permiso, voy a bajar.