viernes, 17 de febrero de 2017

Tu comienzo y mi final



Siempre te tienes que hacer el fuerte, a pesar de todo, hasta en las malas noticias. Tenía ya que demostrarlo, suficiente me viste vulnerable y triste, pero ya no, además para ti era una buena nueva. Y así empezó y todavía no ha acabado.

Y fue aquel día, en el que las verdades tenían que salir a flote y con preguntas al aire, en ese ambiente envuelto de baladas y de música que odiábamos. Aquel lugar que nos ha visto alegrarnos y entristecernos, aquel lugar de infortunios y de victorias, aquel lugar que sabe nuestra historia.

Se puede huir de todo, menos de lo que se pierde y ese día, como que te perdí, te alejaste, por poco desapareciste. En eso te das cuenta que otra vez tienes que volver a empezar y que la apatía sobre ello a desaparecer.

Nuevamente te sientes envuelto de ese sentimiento de extrañeza, que anteriormente la sentiste un par de veces, ahora es en una nueva dirección. Y pensar que ya me sentía fuerte para esto, pero no, es igual, igual cuando te sientes mierda.

Mi mirada está ausente, como lo está siendo tu presencia, mi tiempo, me está sobrando y el tuyo ya está compartido. Ya no contaremos hasta el infinito ya que podrás contar hasta dos y ahora tu inmortalidad estará vulnerable, como cuando yo vea que en mi lado izquierdo, ya no hay nadie.

Y dejaré de pensar en ello, de controlar mi dependencia, de decirle a mi celular que lo usaré menos, hasta de ver menos memes en facebook. Esta es mi realidad y pensamiento, ya no hay sorpresas y quedan renuncias.

Toca desaprender y diluir aquellos pensamientos, no sé si prometer pero tomaré un puñado de motivos para recordar menos y crear más historias, pero lo malo, es tu ausencia, que nunca la sentí, porque estabas más presente que la luna.

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