martes, 16 de junio de 2020

Llegué a los 30... ¿Y ahora qué?


Hoy acabo de cumplir 30, sí, T-R-E-I-N-T-A, ¿Se lee fuerte? Siempre me ha sonado como a alguien mayor que tiene todo en la vida: es independiente, por casarse, alguien que tiene auto y que va a la SUNAT a pagar sus impuestos. Muchos dirán: "¿Qué has hecho en la vida huevón que tienes ya treinta y tu situación está igual desde hace una década?"
Desperté a las 7am diciendo "mierda, es mi cumple" y me dirigí al baño a lavarme la cara, no vi alguna arruga nueva, ni estaba cubierto de canas, tampoco siento dolores en el cuerpo y mucho menos me olvido de las cosas, me he despertado sin alguna señal que ya me había convertido en un treintañero. 

Putamare, menos mal que en casa no acostumbran celebrar con una torta rodeada con las velas que delatan tu edad. Creo que ya es hora de preparar esos floros de que los treintas son los nuevos veintes, que la edad se lleva en el alma y no en los años transcurridos o autodenominarme el veintisiempre. 

¿Llegaste bien a los 30?

Llegar a tener 30 lo veía muy lejano, hasta imposible. No sé si estoy preparado para ello, pues es una década donde se define tu futuro. Por ejemplo: consolidarte profesionalmente, tener una familia, esperar la jubilación de tus padres y ser la columna de tu casa.

Lo de tener una familia lo sigo viendo muy lejano, me falta seguir creciendo profesionalmente y estoy en ello, pero lo que si vengo haciendo, es ser el responsable de la casa. Mi futuro aún no está definido. Estos días he estado pensativo y entrado en crisis, bueno no tanto, pero es una edad en que ya estás para que te digan señor siempre, aunque no parezco, me cuesta llevar los treintas. 

"Mi cumpleaños 30 en el que estuve en cuarentena"

¿Cumpliste todas tus expectativas?

Esta semana me he preguntado eso. Pienso que he tenido más fracasos que aciertos. Pero no me considero un fracasado.

Me hubiera gustado publicar un libro, pero bueno hice algo similar sacando un artículo en una revista de Astronomía llamada CAP JOURNAL con otros autores de diferentes países y quedé en tercer lugar en un concurso de cuentos cortos organizador por la Unión Astronómica Internacional. También salí en un reportaje en TV Perú sobre un proyecto de Astronomía Inclusiva.

Hasta mis 29 años he conocido 5 países: México, Argentina, Paraguay, Colombia y Chile, aunque este año tenía muchas posibilidades de ir a Australia, pero bueno, la pandemia jugó en contra. Y lo mejor es que pude ver un eclipse total solar! También he estado en 3 instituciones importantes de investigación, llevé cursos internacionales, pero me he quedado con el bachiller. He estado haciendo la tesis, pero hubo datos que jugaron en contra, salieron otros análisis que se me fueron de las manos, mi asesor se alejó y se quedó ahí. 

El año pasado fui aceptado en dos universidades para realizar una maestría en astrofísica, pero no pude acceder debido al financiamiento y el dinero. Hace una semana, una universidad de otro país me aceptó para hacer la maestría, espero que al fin pueda realizarla, con esta pandemia se ha modificado y atrasado todo, si era una situación normal, ya hubiera viajado el próximo mes.

En lo sentimental me ha ido bien, siempre he estado tranquilo, mayormente solo, treinta y sin nadie que me ladre ni tóxicas jajaja y no me desespero por nadie y me parece que eso es un tema secundario. Uno no anda por ahí desesperado por encontrar a alguien, ya llegará. Menos mal no tengo hijos, ya que el dinero siempre me ha faltado.

No digo que tenga de nada de malo tener una familia, simplemente nuestras decisiones nos llevan a donde estamos, lo queramos o no. Las mías me han traído aquí y estoy muy bien.

Así tal cual

¿Hay que temerle al tiempo?

A veces te afecta y otras no, por ejemplo, a veces hay becas y solo es para una edad en específico, si ya eres mayor, hay menos posibilidades. La edad es una fuente de miedos y prejuicios, algunas veces es presión. A veces la sociedad te exige más de lo que tú te sientes, pero lo mejor es que seamos nosotros mismos. Cada uno es responsable de su felicidad. Y eso no tiene edad.

Lo que queda es seguir adelante con 30, 40 o 50 años, no importa la edad sino lo que sientes en tu interior y nunca rendirse. Siempre hay rachas malas y luego vienen las buenas, todo es un ciclo y los momentos son intermitentes. 

Nunca pensé que iba a ocurrir una pandemia y este año ya hemos pasado tres cumpleaños en familia y todo bien. Hoy fue un buen día no me quejo. Agradezco a todos por sus saludos y deseos, no me gusta celebrar mucho, pero a veces sienta bien recibir algunas palabras.

... Allá voy cuarta década 
  

lunes, 4 de mayo de 2020

El futuro que no lo esperábamos


Algún día se enseñará en los libros de historia, sobre lo ocurrido en este año sobre la cuarentena y me lanzo a escribir ese episodio que podría llamarse "La Pandemia del Covid-19 en el Perú 2020-2021", donde revivirán todo lo pasado hasta el momento, se hablará sobre héroes y enemigos, victorias y grandes hazañas, los aciertos y errores, las muertes y las historias de vida, así como en los 90s pude escuchar las clases sobre el terrorismo de hace algunos años; además que este periodo cambiará la historia del país y del mundo, pero por mientras a corto plazo nos vamos a contentar viendo la serie de Michelle Alexander.

¿Te imaginaste algún día estar 50 días encerrado en casa? ¿te imaginaste que un virus podía tambalear a todos los países de la Tierra? Yo no o a menos a esta magnitud no, nadie se esperaba a este Coronavirus. Durante estos dos meses, muchos hemos perdido algo, lo más doloroso fue perder un familiar o amigo, pero otros han perdido trabajos, otros estudios, sueños y planes. Un virus llego para cambiarlo todo. Son tiempos complicados porque no hay un plan B para este suceso inesperado.

No pensábamos de lo que podía pasar en el otro lado del mundo, nos iba a reventar en nuestras caras, como esas escenas casi irreales, muy lejanas que se presentaban. Por mi parte, nunca me imaginé ver a mi alrededor gente usando mascarillas todo el tiempo, en los buses; casi todos callados, filas interminables para entrar a un local; el bullicio de la ciudad desapareció, los comercios cerrados, la gente con prisa por temor, algunos pensando en qué va a pasar mañana. Los padres pensando en sus hijos, los hijos pensando en su padres y abuelos. Extrañando a los amigos, las salidas, los compartir y las visitas y los momentos que ahora recordamos. 


Es difícil pensar que en junio o julio acabará esto, quisiera ser positivo, pero mientras más lo deseo, se me aleja cuando veo las estadísticas del mundo, en especial en nuestras tierras. Y ante esta situación, es mejor no ser positivo y ver realmente lo que está sucediendo para proyectarse. Ya pasamos los mil muertos y más de 50 mil infectados. Supongo que para julio llegaremos a 200 mil infectados y quizás con 10 mil muertos, es algo inevitable que no solo lo estamos afrontando nosotros, sino en todo el mundo. Lo peor de esto es que algunos no toman consciencia de lo que está sucediendo o no les importa, mientras uno se queda en casa y hace todo lo posible por cuidarse y a los que los rodean.

Son 50 días que estamos en confinamiento y tanto como el mundo, nosotros también hemos cambiado, no volveremos a ser los mismos. La fragilidad de nuestra existencia nuevamente la podemos ver muy cerca. Lo que nos está pasando, lo hemos visto en varias películas, pero no se muestra la enorme magnitud y el caos que se puede originar y todos de alguna manera la estamos pagando, quizás por nuestra irresponsabilidad e indiferencia.

Y como leí por ahí: El objetivo es SOBREVIVIR. Hagámoslo con total consciencia que es largo pero como si no se sintiese... Diviértanse! Distráiganse! Chambeen! Hagan arte! Aprendan! Sigan en las redes! Coman rico! Si lo planean bien, lo podrán hacer sin la angustia del "ya quiero regresar a mi vida normal"... si se quitan eso, de hecho, pueden convertirla en una hermosa oportunidad, pasarlo más en paz y arriesgarse menos.

Al menos Lima y el mundo está descansando. Veamos que sucede en los siguientes días, sálvese quien pueda. 



miércoles, 25 de marzo de 2020

Un asesino que llegó sin advertencia


Después de esta cuarentena, será difícil volver a ser los mismos, a menos a corto plazo.

Mientras escribo esto – en mi trinchera, intentado no perder este tiempo extra que muchos necesitábamos, aunque no de esta manera – escucho a lo lejos la radio que acompaña a mi casa: En el mundo se reportan 472,237 casos en total, desde el primer caso en China, país donde han venido la mayoría de virus. Esto ha sido tan rápido y repentino, que hace unas semanas nos reuníamos con amigos,  tomábamos el metropolitano y vivíamos nuestras vidas de lo más normal, hasta que se reportó el primer caso y todo cambió, nadie se lo esperaba que de un momento a otro, nos prohíban juntarnos por nuestro bien.

Destruyendo un mito y teorías de la conspiración, el Coronavirus (SARS-Cov-2), causante de la enfermedad COVID-19 no fue creado por un laboratorio, no fue creado con el ánimo de eliminar la sobrepoblación, ni es un arma biológica. Estos virus no son nuevos en el campo de la ciencia, los han estudiado desde hace 50 años y el COVID se originó por un salto de una especie animal (murciélago) al ser humano (a este proceso se le llama zoonosis); además de un proceso de recombinación que originó al virus actual.

Esta pandemia nadie lo esperaba ni fue predicho por ningún vidente – otro motivo para dejar de prestarles atención – este año supuestamente iba a ser tranquilo porque ni había alerta para el fenómeno del Niño. Cuando se reportó el primer caso, también nadie imaginaba que iba a expandirse a 199 países. Estamos a la espera y nos hemos preparado para un terremoto, pero no para una pandemia.



Lima está vacía; el cielo se ha tornado celeste y el aire ha mejorado, las especies que habitan en el litoral han tomado posesión de su hábitat. Es bueno ver que la ciudad está dándose un respiro, aunque de la manera más drástica.

Es el día 10 y no he sentido ansiedad ni aburrimiento, es un día común para mí, ya que salgo poco y llego del trabajo por la tarde pues me queda tiempo, además que ya había tenido períodos en casa como cuando estaba esperando un nuevo trabajo. Voy 9 días sin salir ni he tenido ganas, no he tenido la sensación de tristeza. Mas bien siento algo de preocupación porque tenía planes de seguir estudiando, de ahorrar pero el mundo académico ha parado, eso me deja pensando en que pasará, hasta hoy no hay nada confirmado y espero que no se cancelen ningún evento.

Sin embargo, hay mucha gente que no acata el estado de emergencia o los toques de queda, eso es lo que me jode porque todos debemos estar unidos ante este problema, ya que tenemos ese título de ser la mejor hinchada del mundo, de nuestra unión, de ser solidarios como lo hicimos en el 2017 con el Niño Costero (sí, ya sé q nos unimos en periodos cortos) pero esta vez se hace muy difícil que todos logren sincronizarse para poder salir de esta incertidumbre.


Difícil pensar que en abril termine todo, esto da para más y lo más probable es que salga una vacuna a fines de año, esto se ve tan desesperanzador ¿cómo haremos entonces? ¿Como llegaremos a julio? nuestro futuro es incierto, todo es un caos, el mundo ha sucumbido ante un virus, esto nos hace ver qué tal frágiles somos.

Ojalá esta crisis sirva para replantear quienes somos, para reconsiderar de cómo estamos como especie humana, para darnos cuenta de que no somos invencibles y valorar lo privilegiados que somos por vivir en una sociedad con libertades y cooperar para sobrevivir,  porque lo malo es que este virus se alimenta de la falta de empatía y del individualismo.

Cuando salgamos vivos de este llamado de atención de la naturaleza, espero que la respetemos y ojalá que con esta experiencia, dejemos de contaminar el planeta, la tierra necesitaba un descanso de los humanos,  por último, que podamos crecer como sociedad y terminar con los problemas sociales que hemos estado lidiando desde hace tiempo.

martes, 21 de enero de 2020

Poly



Quizá el destino si exista aunque uno se resista a creer y aunque trates de planear algo diferente, siempre te traerá sorpresas. 

Viene a mi mente cuando yo miraba un río y Poly manejaba su auto azul, tan solo eran pocos segundos que nos habíamos conocido pero la alegría era nuestro tercer pasajero. Aún no sabía absolutamente nada de ella ni ella de mí, era algo como un astronauta en su reciente amartizaje, hasta a la ciudad le era indiferente, claro que después le agarré cariño. Eran tiempos con mucha expectativa en la ciudad, crisis política y algunas injusticias.  

Hay demasiadas cosas que tengo que contar de Poly y quizás lo olvide, pero lo malo es que no puedo escribirlo todo. Podría decir que es la chica que aparece en las fotos de la imagen y que ha conquistado el mundo, exagero, pues solo le faltaba Asia. 

Poly me recordaba a algunas chicas que había conocido a lo largo de mis casi 30 años, era una mezcla de todas y eso podría catalogarla como incomparable. De igual manera era un misterio, cada día me sorprendía, era un huracán, que todavía no le asignaban su nombre.

Era vegana y compartí algunas comidas con ella, cocinaba rico y eso que yo no soy fan de las verduras. Era periodista y le gustaba leer, quizás eso nos enganchó para poder llevar largas conversaciones, aunque discrepábamos en algunas ocasiones. Era una luchadora y guerrera, aunque también tenía su lado frágil. 

Hace algunos años había sido manipulada y agredida por su ex pareja (de muchos años), no le creí a la primera. Era tan fuerte, indomable y directa que no calzaba en esa categoría, pero pasó. Tardó en darse cuenta - me dijo. Me estaba contando, pero fuimos interrumpidos, lástima.


Feminista y amante de los animales, andaba en toda causa y ayudaba a los que necesitaban. Vivía sola, renegaba de la política había sido despedida de su trabajo, pero siempre sonreía. Coincidíamos musicalmente y podíamos relajarnos con ello. Tenía una perra llamada Pola y le caí bien al instante, era viejita y estaba algo enferma. Me hizo pensar en cómo estaría mi perra en algunos años. Poly la trababa bien y nos sentábamos a animarla a comer.

Algunas veces se vestía de soledad y se apagaba, era extraña. Había que encontrarle la mecha para que ilumine el mundo, o quizás mi mundo recién compartido. Tenía heridas como todos, era una gata con la mitad de sus siete vidas. Me compartió muchas cosas y yo también mostré mis cicatrices. A pesar de que la pasábamos bien y había alegría en el ambiente, interiormente a veces se escapaba nostalgia o alguna que otra situación dolorosa. 

Me parecía que habíamos generado dependencia, costumbre o no sé que palabra asignarle, pero lo triste de todo es conocer gente bonita que luego tienes que despedir. Cada día que nos veíamos se presentaban sensaciones diferentes, siempre había algo que hacer. 

A Poly no le gustaban los abrazos y que no se le acercaran mucho, pero pude hacerlo y ella me decía con su mirada un quédate. En el último día que nos vimos, nos dimos un fuerte abrazo.

Se quedó un poco de mi alma en su auto, en su casa, en su cuidad. Ella se quedó en mi memoria, en mí. Parece una historia utópica, hasta yo mismo no me la creo.