lunes, 25 de junio de 2018

Caminando por lugares desconocidos



Debo confesar que encontré el gusto de viajar solo. La primera vez que viajé sin ningún familiar fue a Arequipa, sucedió en agosto del 2012 a un simposio de estudiantes. Viajé con dos amigos de mi facultad por una semana, fuimos aceptados a exponer un trabajo de investigación y nos fue muy bien. Hasta ese entonces no había ido a campamentos, ni viaje de promo. Las veces que viajé fue mayormente con mi mamá. En ese viaje aprendí a convivir con gustos ajenos, a adecuarme a los diferentes estilos de vida de mis compañeros, a estar atento y ser empático con ellos.

En el 2016 tuve otro viaje importante, fue a la Ciudad de México, esa vez viajé con un estudiante de la UNI, ambos fuimos aceptados a un taller de Astronomía en el Observatorio Nacional de México situada de en Tonantzintla, Puebla. Cuando salió la lista de aceptados, me comuniqué con él para poder coincidir en el viaje, así apoyarlos en lo que sea y estar más seguros. Fue mi primera experiencia internacional y tenía algo de inseguridad andar por lugares desconocidos.

Pero hubo ocasiones en que iba a otras ciudades solo, como a Teotihuacán y Cholula, del cual me guiaba por la bendita Google Maps, sino tal vez me perdía. Y estar solo en esos inmensos lugares, fue todo un reto y la verdad, no sé como sobreviví que hasta ahora no me lo creo. Tras ello, me gané muchas anécdotas para contar.


Este año, en febrero viajé solo a Buenos Aires y La Plata por 10 días a un taller de Astronomía, como era poco tiempo, decidí ir con mochila, la maleta iba a ser muy pesada y fue acertada. Caminé bastante en la capital de Argentina guiándome con Google Maps, preguntando las líneas de los buses, de las calles a policías y ciudadanos. Aunque una vez estaba muy cansado y me quedé dormido en el bus que al despertar me asusté un poco porque no tenía idea de donde estaba; le pregunté al conductor y me dijo que faltaba poco para llegar al destino donde iba.

Viajar solo me ha ayudado a ser mucho más responsable, a estar siempre alerta, a tener mi itinerario listo porque no se puede improvisar en un lugar que no conoces y le agarré cariño porque me siento independiente, porque estoy mucho tiempo conmigo mismo, porque me siento solo contra el mundo, un reto de supervivencia, sin embargo debo agradecer a todas las personas que me han guiado en el camino, lo bueno es que siempre que preguntaba me respondían cordialmente. Y quizás esto ayude cuando viva solo porque aprendí a cuidarme y poner orden en mi vida diaria, sin mi madre o padre que me pueda ayudar.

Me gustaría seguir viajando solo, sentir esa adrenalina de caminar por lugares que no conozco y quedarme admirado por las cosas bellas de cada ciudad. En ciertas ocasiones ni sabía si por el lugar donde estaba caminando era seguro, a veces me ganaba los nervios pero tenía que seguir y estar atento al o que sea. Así que, no es que prefiera viajar así, porque si viajo con alguien sería genial porque se vive de otra manera. Pero eso sí, aún hay cosas que no me gustan hacerlas solo, como ir al cine, a un concierto o a una obra teatral, pues lo siento como algo deprimente desde que hago la fila hasta el término de la función, es algo que no puedo y evito, aunque lo he hecho, nunca lo he disfrutado tanto como estar con compañía.


lunes, 11 de junio de 2018

Los niños mundialistas


A pocos días del mundial de Rusia, se siente la euforia blanquirroja que cubre nuestra ciudad gris, la temperatura está bajando, pero los ánimos de la gente están en picada. Esto lo vivo por primera vez con la selección, desde Francia 98 que veo los mundiales, ésta tiene un toque especial y feeling porque por fin clasificamos, además les confieso que ya tengo la camiseta de la selección. 

Pero en este mundial, los protagonistas no son las personas menores de 40 años que por fin ven a Perú en este certamen y hacen lo que sea por viajar a Rusia, sino también los niños. Este mundial es de ellos. 
He visto en la tele como se organizan junto a sus profesores para ver los partidos, para apoyar a la blanquirroja entre otras cosas. También he visto a los niños con la camiseta de la selección cuando les toca educación física en el colegio que está cerca de mi trabajo, muy alegres e intercambiando las figuritas del álbum Panini. 

Esto es bueno; se ahorraron las lágrimas, las decepciones y acostumbrarse al fracaso. Hoy, ellos pueden ser soñadores, positivos y optimistas. Felicitaciones niños, siéntanse ganadores, menos mal ustedes no esperaron largos y tormentosos años; que sepan de nuestro pasado para que no vuelvan a cometer los mismos errores, sean felices y luchen siempre, nunca se rindan, así como lo hizo Paolo Guerrero para que pueda jugar el mundial. 

Los niños nacidos en el 2010 son unos privilegiados, son de una generación ganadora, los que siempre hablarán de su primer mundial y de sus clases suspendidas por los partidos, los que obtuvieron su primer álbum con la selección, los que tendrán referentes futbolísticos como Guerrero, Farfán, Flores y muchos más. 


Sin embargo, tal como dice la canción de 6 voltios: "Me generación es una mierda, está perdida", tiene mucho de cierto. Mi generación ha vivido muchas derrotas, fracasos y esos "casi", que nos condenaba a jugar como nunca y perder como siempre. Pues perdíamos en cualquier deporte y siempre en el fútbol, el deporte que más amamos aquí. Hemos visto muchos mundiales apoyando países ajenos, coleccionando álbumes sin que esté nuestro querido Perú, viviendo de las viejas glorias y mirado los goles con poco color. 

La generación de los coches bomba, de las colas, de la dictadura, del Fujimorismo y los Vladivideos sufrió mucho; hemos visto toda desgracia e indiferencia que han podido hacerle a un país tan hermoso como el nuestro. Imagínense, 36 años han pasado, 36 años de desgracias, pocos triunfos y muchas derrotas, pero no sólo en lo deportivo, lamentablemente ocurrió en muchas situaciones. 

Niños de hoy: vean las cosas que cometemos actualmente y tomen conciencia de los errores de las anteriores generaciones y de la mía, discúlpennos por las noticias que puedan leer hoy en su celular o Tablet, cuando sean grandes no hagan lo mismo, que su lema en el futuro sea el respeto, la igualdad y la ganas de ganar, porque el fútbol es un puente no algo determinante para la sociedad. 

Hay mucha gente que dice que el fútbol es el opio del pueblo, que nos empobrece culturalmente, un factor distractor, pues no es así, están equivocados. Podemos disfrutar del mundial y estar pendiente de lo que pasa en nuestra sociedad, divertirse es sano y mejor cuando apoyas a algo que represente al país. Sí, es efímera no tan importante, intrascendente, pero es una experiencia que se vive poco y de que perdura mucho. 

Disfrutemos de este mes, que han pasado 36 años y no sabemos cuándo volveremos a otro mundial, llenémonos de recuerdos para contarlos en el futuro, así como nos contaron nuestros familiares. Disfrutemos todos, que no existan razas, religiones, condiciones sociales. Que el contigo Perú no la cantemos en vano, cambiemos por el bien de nuestra sociedad, por el bien de los niños mundialistas.