Era un viernes 29 de febrero como hoy en el 2008, un bisiesto, un día que aparece cada cuatro años en los calendarios, estaba matriculado en un ciclo verano en una conocida academia limeña con la finalidad de poder ingresar a una universidad, La Decana de América.
Para muchos postulantes los últimos días de febrero es la entrada a un futuro que pocos pueden alcanzar, la meta de ingresar a San Marcos, la última semana de febrero y la primera semana de marzo se parece a un purgatorio donde todos hacen catarsis de lo que no pudieron hacer, es un loquerío total, todos con stress pre examen de admisión, los simulacros adquieren más nivel, hay más pruebas, los últimos temas son los más difíciles, compran exámenes de admisión desarrollados desde 1990, buscan problemas matemáticos rebuscados y leen más para la comprensión de lectura.
Tenía un compañero llamado Arana, era un viejo para mí ya que el que escribe tenía 17 y el 15, era un lobo (persona que sabe bastante varias materias), sabía demasiado hasta me ayudaba con algunos temas. Arana tenía mucha experiencia por sus anuales, semestrales, veranos, intensivos, repasos y otro cualquier ciclo inventado para lucrar con la educación, él había postulado cuatro veces a la Universidad Nacional de Ingeniería (U.N.I), tres veces a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (U.N.M.S.M) y una vez a la Universidad Nacional Federico Villareal (U.N.F.V) pero con tal experiencia no lograba ingresar a esas universidades, les juro que él merecía ya estar en una, además sacaba buenas notas en los simulacros.
Una vez le pregunté ¿Por qué no has podido ingresar?
No lo sé me respondió, me dijo que ni sentía nervios cuando daba exámenes, que no se olvidaba de nada y que no ingresaba porque le faltaban pocos puntos.
Unas semanas antes Arana había postulado por cuarta vez a la U.N.I. sin resultados favorables y con esa herida de frustración aún fresca confesó: Esta es mi última oportunidad para postular a una universidad, mis padres ya no confían en mi, se hartaron de mi y me dieron un ultimátum “Si no ingresas a San Marcos tu último intento es Villareal (siempre es la ultima opción), nosotros no tenemos dinero para una privada” putamadre! – dijo triste, que voy a hacer, estoy jodido, no quiero trabajar en un puto supermercado o en cualquier huevada, no me gusta hacer otra cosa, QUIERO SER INGENIERO y quiero ingresar ya!
Al verlo triste y lloroso me quedó apoyarlo y darle ánimos, le dije que sabía mucho para estar solo en una academia, que merecía ingresar hace tiempo y que esta vez lo iba a lograr.
Recuerdo lo que me dijo: Estamos 29, este será mi último bisiesto como postulante, pronto se decidirá mi futuro. De acá al próximo bisiesto pueda ser que esté a mitad de mi carrera o que me encuentres trabajando en un maldito supermercado o en otra cosa.
THE SMASHING PUMPKINS - Tonight, Tonight
Para muchos postulantes los últimos días de febrero es la entrada a un futuro que pocos pueden alcanzar, la meta de ingresar a San Marcos, la última semana de febrero y la primera semana de marzo se parece a un purgatorio donde todos hacen catarsis de lo que no pudieron hacer, es un loquerío total, todos con stress pre examen de admisión, los simulacros adquieren más nivel, hay más pruebas, los últimos temas son los más difíciles, compran exámenes de admisión desarrollados desde 1990, buscan problemas matemáticos rebuscados y leen más para la comprensión de lectura.
Tenía un compañero llamado Arana, era un viejo para mí ya que el que escribe tenía 17 y el 15, era un lobo (persona que sabe bastante varias materias), sabía demasiado hasta me ayudaba con algunos temas. Arana tenía mucha experiencia por sus anuales, semestrales, veranos, intensivos, repasos y otro cualquier ciclo inventado para lucrar con la educación, él había postulado cuatro veces a la Universidad Nacional de Ingeniería (U.N.I), tres veces a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (U.N.M.S.M) y una vez a la Universidad Nacional Federico Villareal (U.N.F.V) pero con tal experiencia no lograba ingresar a esas universidades, les juro que él merecía ya estar en una, además sacaba buenas notas en los simulacros.
Una vez le pregunté ¿Por qué no has podido ingresar?
No lo sé me respondió, me dijo que ni sentía nervios cuando daba exámenes, que no se olvidaba de nada y que no ingresaba porque le faltaban pocos puntos.
Unas semanas antes Arana había postulado por cuarta vez a la U.N.I. sin resultados favorables y con esa herida de frustración aún fresca confesó: Esta es mi última oportunidad para postular a una universidad, mis padres ya no confían en mi, se hartaron de mi y me dieron un ultimátum “Si no ingresas a San Marcos tu último intento es Villareal (siempre es la ultima opción), nosotros no tenemos dinero para una privada” putamadre! – dijo triste, que voy a hacer, estoy jodido, no quiero trabajar en un puto supermercado o en cualquier huevada, no me gusta hacer otra cosa, QUIERO SER INGENIERO y quiero ingresar ya!
Al verlo triste y lloroso me quedó apoyarlo y darle ánimos, le dije que sabía mucho para estar solo en una academia, que merecía ingresar hace tiempo y que esta vez lo iba a lograr.
Recuerdo lo que me dijo: Estamos 29, este será mi último bisiesto como postulante, pronto se decidirá mi futuro. De acá al próximo bisiesto pueda ser que esté a mitad de mi carrera o que me encuentres trabajando en un maldito supermercado o en otra cosa.
No lo he vuelto a ver, espero que le vaya bien. Gracias Arana por ayudarme en ese tedioso camino del ingreso.
Los dejo con el video de una banda estadounidense como un homenaje a Georges Méliès.